lunes, 22 de enero de 2018


Taller de Escritores

El conflicto
o cómo dar cuerpo a una historia

 

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23-04-2017
Por César Sánchez





Hoy es 23 de abril. ¡Feliz Día del Libro! En este artículo voy a hablar sobre un elemento importantísimo en narrativa: el conflicto. Explicaré qué es exactamente un conflicto, por qué resulta imprescindible que toda historia incluya uno y cuál es la forma de crearlo.



¿Qué es un conflicto?

Un conflicto, tal como lo entendemos en narrativa, es una confrontación entre dos o más fuerzas, una de las cuales, como mínimo, está encarnada en un personaje. Pondré un ejemplo, así podrás captar el concepto perfectamente:

En la novela Papillon, de Henri Charrière, se nos cuenta los intentos de un preso por fugarse de un penal de la Guayana Francesa. En esta historia tenemos, por un lado, a un personaje, Papillon, y, por otro, a todo un conjunto de fuerzas que se le oponen: los carceleros, la propia cárcel, con sus muros, la selva que tiene que atravesar, los indígenas, etc. Este enfrentamiento entre el prisionero y todas las fuerzas que actúan en su contra en su intento de evadirse del penal configura el conflicto principal de esta novela.

Un conflicto puede tomar formas diversas: puede ser un enfrentamiento en el que prime la acción física, como en el caso de la fuga de Papillon, que se ve obligado a recorrer una buena parte de Sudamérica en su huida, pero también puede ser un enfrentamiento dialectal. Es lo que sucede, por ejemplo, en aquellas historias en las que la lucha toma la forma de proceso judicial, como sucede en la novela Anatomía de un asesinato, de Robert Traver. En esta historia tenemos, por un lado, al abogado defensor, y, por otro, a los fiscales. Sus intereses son opuestos: el abogado defensor trata de librar a su cliente de un cargo por asesinato, y los fiscales tratan de que se le declare culpable. Un conflicto puede también no ser ni físico ni dialectal, sino consistir en la lucha de alguien consigo mismo, en su fuero interno: por ejemplo, su lucha podría consistir en una por superar una ruptura sentimental o una adicción.


¿Por qué es tan importante el conflicto en narrativa?
Un conflicto permite dar cuerpo a una historia. De hecho, se puede decir que el conflicto es la historia en sí. Sin conflicto, no tendremos peripecia que contar, sino una simple secuencia de acontecimientos sin interés dramático. De nuevo, lo mejor es ejemplificar:

Imaginemos que nos vamos una semana de vacaciones a, pongamos, Islandia. Llegamos allí en avión, nos alojamos en un hotel y hacemos varias excursiones en autobús por la isla: visitamos los géiseres, los volcanes, los lagos, probamos los platos típicos del país e incluso tenemos ocasión de conocer a su gente, que resulta ser muy agradable y hospitalaria. Al de siete días, cogemos el avión de regreso a nuestro país. Todo fue perfecto, sin un solo imprevisto, y así se lo contaremos a nuestros familiares y amigos: un viaje que valió la pena y que recomendaremos hacer.

Pues bien: aquí no hay ninguna historia que contar. Ha sido un bonito viaje, eso sí, pero cuando se lo contemos a alguien no le estaremos contando una historia: le estaremos contando un viaje, sencillamente. No tiene contenido dramático.

Ahora imaginemos esto: llegamos a la isla, nos alojamos en el hotel, y ya el segundo día, en la visita a los géiseres, el pasaje del autobús al completo es secuestrado por unos terroristas que claman por la independencia de una parte del país. Los secuestradores, armados con fusiles, nos llevan a unas cuevas, en las laderas del volcán Sneffels, y allí nos mantienen retenidos a la espera de que el gobierno ceda al chantaje. Pero el gobierno se mantiene firme, y los secuestradores, para presionar, ejecutan a uno de nuestros compañeros. Desesperados, decidimos fugarnos como sea. Tras un primer intento fallido, en el que mueren dos de nuestros compañeros, logramos escapar a través del volcán. Tras andar tres días por las montañas, llegamos sanos y salvos a un pueblo. Cuando regresemos a nuestro país, ¿tendremos en este caso una historia que contar?

La diferencia entre estos dos viajes es que en el primero no luchamos contra nada ni nadie, ni llegó a estar en juego nada importante, mientras que el segundo sí. En el segundo libramos una lucha contra los secuestradores y contra el volcán y estuvo en juego nada menos que nuestra vida.

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