Acompáñame y leeamos el microrrelato Génesis 3
de José María Merino:
“Aquella
mañana empezamos a ver las cosas más claras: la complejidad del universo,
la evolución de los seres vivos, que sobre un punto de apoyo se podría
levantar el planeta, que era la Tierra la que giraba alrededor del Sol y no
al contrario y, sobre todo, intuimos que la existencia es un misterio
indescrifrable. No habían pasado ni dos horas cuando llegó el guardia con
la carta del desahucio: el casero había conseguido echarnos a la calle. Nos
vinimos a este lugar tan frío, tuvimos hijos. Del resto saben ustedes mucho
más que nosotros. El caso es que aquella mañana, en el desayuno, habíamos
compartido una manzana.”
¿Qué elemento emplea el autor que nos da la pista de esta intertextualidad
de forma más evidente? La manzana, que cuidadosamente Merino nos da a
conocer justo al final del microrrelato. Cuando terminamos de leer el texto
y, por tanto, llegamos a esa palabra, cobra sentido todo el microcuento.
Además, nos hace volver a leer el título, y ya no nos queda ninguna duda de
qué está hablando el autor. Depués de este descubrimiento es probable que
te apetezca volver a leerlo, y entonces descubres nuevos elementos de esta
intertextualidad temática.
Como ves, el autor ha escrito esa historia de un deshaucio, pero sólo con
la comprensión de esta intertextualidad el lector alcanza a entender todo
el conjunto. Y toda esa información necesaria para a comprender el
microrrelato en su plenitud la condensa en la carga de significado que
tiene la palabra “manzana” o el título: “Génesis”.
Otro ejemplo de intertextualidad, en este caso formal, sería el
microrrelato Aviso, de María José Barrios Gonzalez del que hablamos
en lecciones anteriores. No está de más recordarlo:
“Estimados clientes,
He salido un
momento a pedir la mano de Rosaura, la hija del sastre. Llevo demasiado
tiempo solo.
Si acepta, huiremos juntos de la ciudad, nos casaremos en la primera
iglesia que encontremos en el camino y tendremos dos hijos. Al mayor lo
llamaremos Anselmo, por mi abuelo.
De lo contrario,
volveré en cinco minutos.
Disculpen las
molestias,
M.”
Como ves, en este caso el elemento intertextual es emplear un aviso como
formato para escribir el microrrelato. Gracias a este elemento, el lector
puede visualizar la puerta de un establecimiento de una calle de una
ciudad. Estos datos permiten al lector imaginar la historia con imágenes
concretas.
Acompáñame y leamos Catequesis, de Marco Denevi:
“—El hombre
—enseñó el Maestro— es un ser débil.
—Ser débil
—propagó el apóstol— es ser un cómplice.
—Ser cómplice
—sentenció el Gran Inquisidor— es ser un criminal.”
En este microrrelato el elemento intertextual
también es formal: la historia se transmite a través del silogismo clásico
si a=b y b=c, luego a=c. Aquí el autor añade un elemento más (c=d, luego
a=d). A través de esta forma el lector puede asistir a tres momentos
distintos de la historia del cristianismo sugeridos por los personajes
(Maestro, apóstol y Gran Inquisidor). El cuarto momento es el que se crea
en la imaginación del lector al completar la serie donde “a=hombre” y
“d=ser un criminal”.
Esta fórmula lógica no sólo sirve de soporte al
microrrelato, sino que amplifica sus interpretaciones y significados.
Por último, me gustaría que analizáramos otro
texto de este mismo autor, titulado La bella durmiente del bosque y el
príncipe:
“La Bella
Durmiente cierra los ojos pero no duerme. Está esperando al príncipe. Y
cuando lo oye acercarse, simula un sueño todavía más profundo. Nadie se lo
ha dicho, pero ella lo sabe. Sabe que ningún príncipe pasa junto a una
mujer que tenga los ojos bien abiertos.”
Aquí el autor emplea una intertextualidad
temática, ya que se reescribe el cuento clásico de la bella durmiente y sus
personajes para lanzar otro mensaje, convirtiéndolo así en una nueva
historia. El lector conoce cómo es el cuento original, de ahí que pueda
interpretar este microrrelato sin necesidad de que el autor hable de las
características de los personajes o de porqué del conflicto de la trama.
Pero no sólo esto: el hecho de que el lector sepa cuál es el desenlace de
la Bella Durmiente tradicional ofrece que este nuevo microrrelato, donde la
protagonista cierra los ojos voluntariamente, adquiera otra dimensión más
amplificada.
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