El punto de vista
Según Friedman, puede hablarse
de ocho puntos de vista distintos:
— Omnisciencia editorial: el autor goza de un ilimitado punto de
vista; no sólo puede presentar, sino también criticar todos los acontecimientos
y todas las reacciones, ideas y emociones de sus personajes.
— Omnisciencia neutral: se diferencia de la anterior por la falta de
intrusiones evidentes por parte del autor.
— Omnisciencia múltiple y selectiva: no sólo desaparece de escena el
autor con sus
comentarios personales, sino
también cualquier narrador de la historia. Ésta brota
directamente de la conciencia de
los personajes y es presentada tal y como ellos la
viven.
— Omnisciencia selectiva: punto de vista único, limitado a la
conciencia de uno solo de
los personajes
— Yo, testigo: en
primera persona un personaje nos narra una historia en la que no interviene más
que como simple observador.
— Yo, protagonista: el ‘yo
narrador’ cuenta en primera persona la narración con el bagaje exclusivo de sus
propios conocimientos, percepciones e informaciones.
— Modo dramático: todo el relato se limita a lo que los personajes
hacen o dicen, prescindiendo de lo que piensan, que deberá inferirse de su comportamiento.
— Modo cinematográfico: punto de vista propio de los novelistas que
han pretendido
transmitir sin aparente
selección ni ordenación un slice of life, una tranche de vie, de
forma instantánea, sin mediación
del aplazamiento narrativo.
Así pues, el punto de vista
aparece como un elemento fundamental a la hora de determinar la estructura de
cualquier relato
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