martes, 21 de febrero de 2017

CÓMO ESCRIBIR UNA BUENA ESCALETA (AHORA

DE VERDAD)
por Sergio Barrejón.
Una escaleta es un compendio resumido de las escenas que compondrán un futuro

guión audiovisual.

Sirve para contemplar a vista de pájaro la estructura de la historia, y de la ruta a seguir

para escribir el guión. En una palabra, la escaleta es el mapa del guión.

Escaleta de largometraje The Analyst


Como cualquier mapa, la escaleta no puede ofrecer una visión detallada del terreno.

Sólo sus características principales. Lo importante aquí no es el detalle, sino la

posibilidad de otear toda tu historia en un vistazo.

¿Y cómo se escribe una escaleta? Pues así:

1. UNA ESCENA, UNA TARJETA: Diseñar la estructura es el trabajo más laborioso (y

rentable) que vas a acometer en todo el proceso de escribir tu guión. Te encontrarás


muchas veces sustituyendo escenas, cambiándolas de lugar, injertando parte de una

escena en otra… Todo esto es más fácil y agradecido de hacer si organizas cada escena


dentro de una tarjeta que luego podrás mover, eliminar o sustituir.

2. APAGA EL ORDENADOR. Casi cualquier software de guión te ofrece la posibilidad de

organizar cada escena en una “tarjeta”. Celtx o Scrivener, incluso, nos muestras las


tarjetas sobre un fondo que representa un corcho. ¿Por qué no usar un corcho de

verdad? La escaleta nos sirve para observar la estructura de un vistazo. Si hay que

hacer scroll ya no es lo mismo. Además, todos sabemos lo que va a ocurrir si haces


esto en el ordenador: cuando completes cuatro o cinco tarjetas, te sentirás tan bien

que correrás a contarlo en Facebook. Luego chequearás un momentito el email, un

vistazo rápido a Twitter, ver un par de trailers… Y antes de que te des cuanta será la


hora de cenar. No hagas eso. Apaga el ordenador. Baja a la papelería y compra

tarjetas. (Como decía Blake Snyder, ¡así podrás perder bastante tiempo!) Usa el

procesador de textos más antiguo del mundo (más conocido como lápiz) para

escribir cada escena en un post-it, o una tarjetita, que luego irás clavando en un


corcho, sujetando con imanes, pegando en la puerta o simplemente colocando en una

mesa. Una tarjeta, una escena.
“Califa”. Una miniserie que no salió. No he vuelto a escaletar en una mesa.

3. DOS FRASES. No estás escribiendo el guión. Éste no es un documento que otros

deban entender. La escaleta es para ti. Sintetiza cada escena en sus líneas maestras.


Sólo tienes una tarjeta por escena. No redactes bonito. Escribe simple. No narres. No

intentes contar la historia en la escaleta. Para eso está la sinopsis, que es un formato

literario. Y el guión, que es un formato dramático. La escaleta sólo es el mapa. Sólo la

quieres para ayudarte a recordar el camino cuando estés metida hasta el cuello en el

segundo acto, por ejemplo. Intenta no usar más de dos frases simples para cada

escena. Recuerda: sólo estás dejando miguitas para marcar el camino. “Julia pide


explicaciones a Marta” o “Diana encuentra la pistola de Héctor” son frases más que
suficientes para recordar en qué recodo del camino estás. Ya habrá tiempo para

montar el mecanismo porque el que Diana decide mirar dentro del altillo del armario

de Héctor. Olvídate ahora de los detalles. Lo importante para la historia es que Diana

descubre que Héctor escondía una pistola. Confía en tu talento para hallar más tarde


una manera natural y lógica de que eso ocurra. Tampoco pasa nada si tienes que usar

tres frases (o diez) para una escena en concreto. Es un documento para ti, no va a

venir la policía del guión a multarte. Pero como gimnasia mental, mantenerse por

debajo de las dos frases, ayuda mucho a ser sintético. Y si no vas a ser sintético, ¿para

qué haces una escaleta?

4. USA DATOS. Igual que los mapas informan de su escala, de dónde está el norte y de

qué significa cada icono, conviene que tu escaleta contenga datos básicos para cada

escena: INT./EXT., localización, DÍA/NOCHE, e incluso una breve lista de los personajes


que intervienen en la escena (si no son evidentes por el contenido de la escena).

5. PUEDES USAR DIÁLOGO. En principio, la escaleta no es territorio para el diálogo,

pero quizá haya tres o cuatro sitios donde tienes clarísimo qué van a decir los

personajes. A veces una determinada réplica sintetiza la escena mejor que dos frases

explicativas. Adelante con ella. Pero no lo conviertas en norma.


“La catedral del mar”, cap. 3. Bandas metálicas e imanes, mi sistema preferido.
6. ANTE LA DUDA, APÚNTALO. ¿Tienes una idea para una escena pero no sabes dónde

encajaría? ¿Se te ha ocurrido la circunstancia perfecta para que Diana decida mirar en

el altillo de Héctor? ¿Has pensado en una línea de diálogo a la que no quieres

renunciar? Perfecto. Apúntala brevemente en una tarjeta y deja la tarjetita en un

montón aparte, o clávala en un rincón solitario del corcho. Ya llegará el momento de

encontrarle su lugar (aunque sea la papelera). Aún falta mucho para ponerse a


escribir, no te angusties. Es normal que algunas piezas no encajen en el puzzle a la

primera.

7. USA VARIOS COLORES. Estás organizando tu escaleta en tarjetas de papel para

poder observar en un solo vistazo el conjunto de la historia. Esto te resultará más fácil

si usas dos o tres colores distintos. Por ejemplo, puedes usar un color determinado

para las escenas en las que aparece Fulanito. Otro para los flashbacks. Otro para los


EXT./NOCHE. Otro para esas ideas sueltas del punto 6, que aún no sabes dónde van.

Así, cuando tengas todo tu puzzle de tarjetas completo, sabrás de un vistazo si te has

olvidado de Fulanito durante todo el segundo acto, si te estás pasando con los

flashbacks o si tienes demasiados EXT./NOCHE. (Como norma general, siempre tienes


demasiados EXT./NOCHE. Y si no, pregunta a Producción).

8. INVIERTE VARIOS DÍAS. Estás dibujando el mapa del tesoro. Los planos de la

catedral. No intentes hacerlo rápido. Si hay un lugar donde no debes ahorrar esfuerzo,

es aquí. Una escena mal dialogada se arregla en una tarde. Una estructura chapucera

te dará problemas durante meses. Si tu escaleta está bien construida, repensada y


perfeccionada, escribir será un placer. Incluso cuando decidas hacer cambios sobre la

marcha, los harás con seguridad, sabiendo qué puedes eliminar y qué necesitas

conservar.

Cuando, dentro de varios meses, estés discutiendo sobre la tercera versión de guión

con tu productor, sabrás sin tener que pensarlo qué cosas son intocables. Podrás
explicarlo con autoridad y seguridad. Y quien te escuche pensará “vaya, esta tía sabe

de lo que habla”. Pero para eso necesitas sudar delante de los papelitos. Necesitas


echarle horas, días y semanas. Dejarlos reposar un fin de semana y replantearte las
cosas de nuevo el lunes. Mirarlos, mirarlos, mirarlos… Hasta odiarlos.
9. HAZLES FOTOS. Cuando tengas la estructura completa, hazle fotos con tu móvil. No

hablo de planos generales del “tetris” de tarjetitas como los que ilustran este post

(aunque luego son muy útiles para presumir en Facebook). Saca planos cercanos. Que

llegado el momento puedas leerlas sin problema. Guarda estas fotos en tu Dropbox o

envíatelas por email. O las dos cosas. Por un lado, eso te permitirá llevarlas encima y


trabajar en ellas donde quieras. Pero sobre todo, son una copia de seguridad. Aunque

no te lo parezca, ya has hecho la mitad del trabajo. No te expongas a perderlo todo


por culpa de algún imponderable.

10. NO LAS PASES A LIMPIO. Haz y rehaz las tarjetas todas las veces que quieras. Si

están llenas de tachaduras y se hacen ilegibles, puedes rehacerlas a ordenador. Pero

siempre sintetizando. Intentando mantenerte dentro de las dos frases mágicas. A no

ser que alguien te pague por redactar un documento razonado con esas tarjetas… no


lo hagas. Todo tu esfuerzo de síntesis se irá al traste. Durante el tiempo en que has

trabajado la estructura, has ido acumulando ganas de escribir. De contar la puñetera

historia. De dialogar. Pues… ¡haz eso! Pasar a limpio sólo se hace por obligación: si la


escaleta es un ejercicio de escuela, o si tienes un productor esperándola (y pagándola).

En caso contrario, es procrastinación. Vértigo. Miedo a dar el siguiente paso. Acepta

ese miedo sin avergonzarte. Lo tenemos todos, y es para toda la vida. No se trata de

vencerlo. Basta con no dejar que te venza él a ti. Simplemente, ponte al teclado y

escribe el guión. No lo demores más con formatos intermedios. Planta tus manos en

las teclas y disfruta escribiendo acciones y diálogos. Recuerda: en este punto, ya has


hecho la mitad del trabajo. La mitad más dura. Ahora todo es placer.

Ya está. No tiene más misterio. Cualquiera puede hacerlo. Leticia Dolera


usa cuadraditos. Dustin Lance Black se pasa semanas encorvado frente a una mesa.

Blake Snyder en Salva el gato aseguraba que al final del proceso sólo se permitía tener


40 tarjetas, ni una más. Cada uno tiene sus manías.

Puedes hacerlo en una mesa, en una ventana, en un corcho con chinchetas, en una
pizarra con imanes, en bandas metálicas en la pared… A tu gusto. Pero lo cierto es que
sólo te hace falta un bolígrafo, un taco de tarjetas y un sitio amplio donde

disponerlas.


Bueno, eso… y una historia que contar, claro.

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