martes, 14 de febrero de 2017


Lo bueno si breve, dos veces bueno

Entrega 2

El microrrelato debe reunir en unas breves frases la esencia de una historia que logre atrapar al lector y que sepa insinuar el desenlace. Su característica esencial, la brevedad, es norma y principio de este tipo de narración que tanto difiere del resto y que se relaciona, a menudo, con las fábulas y las parábolas, así como con el misterio y la intriga.

La temática de los microrrelatos es muy variada por lo que tienes un amplio margen de acción. Puedes escribir microrrelatos basados en refranes, en cuentos clásicos, en películas o canciones. Hay cierta tendencia a que el microrrelato emparente de cerca con la fantasía, el terror psicológico y la ciencia ficción. El elemento fantástico, lo extraño, es muy común en el microrrelato.

Para escribir microrrelatos no basta con escribir dos o tres frases. Su brevedad fuerza a quien quiera ser un experto en este género a adquirir una capacidad excepcional de síntesis. Tienes que resumir, eliminar, recortar todo lo superfluo. Lo recomendable es que crees previamente un esbozo de la historia, para después desechar los elementos accesorios y dejar lo puramente descriptivo y revelador.

Por ello, la acción no debe alargarse en el tiempo. La descripción debe reducirse al mínimo, evitando la multiplicidad de escenarios o ambientes. También debes evitar que el microrrelato tenga muchos personajes: por lo general, tres personajes ya son multitud.

Por otro lado, la brevedad es importante, pero no a costa del significado. El microrrelato tiene que contar algo, transmitir una historia. Los grandes temas de la humanidad: el amor, la muerte, el sentido de trascendencia... caben en un microrrelato.

Un recurso muy utilizado consiste en dar la clave mediante un título que revele parte del contenido. En consecuencia, el título debe formar parte del microrrelato. Ya que cada palabra cuenta, es mejor no desperdiciar las que forman el título. Así pues, es buena idea hacer constar en el título la descripción

previa de la situación, la presentación de los personajes principales o el establecimiento de la acción principal, ya que puede proporcionar a los lectores la clave de lo que van a leer a continuación. Sin embargo, el título no debe ser demasiado explícito

En una obra de esta naturaleza, debes centrarte única y exclusivamente en poner por escrito lo relevante. Céntrate en los detalles. Esto significa que se debe jugar con lo omitido. Por ello, más que decir, se debe insinuar, ya que si algo es distintivo de los microrrelatos es que estos deben dejar que el lector complete el puzle libremente. La capacidad de sugerir al lector hechos que no son contados manifiestamente es clave.

El final es lo más importante. Debe ser la culminación de lo narrado, el instante de la revelación, pero evitando el efectismo. En resumen, el final debe ser concluyente e impactante.

 

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