martes, 14 de marzo de 2017


El arte de ser breve

Entrega 6

La brevedad es la máxima del microrrelato, su principal característica. Insistir en ella nunca está de más.

Sin embargo, aunque resulta sencillo de decir, ¿cómo se puede cumplir ese objetivo? A continuación veremos algunos consejos que pueden ayudar:

1. La puntuación en el microrrelato

Una puntuación adecuada puede utilizarse para sustituir algunas palabras y dar al texto una mayor sensación de fluidez. Cuando sea posible, atrévete a usar los dos puntos o el punto y coma. Por ejemplo:

Dejé corriendo a Rosa en la guardería. Bueno, digo que la dejé, pero lo que ocurrió es que tuve que permanecer allí hasta que las cuidadoras lograron separarla de mi pierna, a la que se agarraba como un cangrejo.

Mientras que podía haberse dicho lo mismo de forma mucho más sintética:

Dejé corriendo a Rosa en la guardería; o mejor dicho, permanecí allí hasta que la separaron de mi pierna, a la que se agarraba como un cangrejo.

Mediante el uso de un punto y coma para introducir la siguiente frase, la segunda versión es sensiblemente más corta que la primera, pero aún conserva la misma información.

2. Descripciones efectivas

Al escribir, y especialmente al describir, es vital lograr crear una imagen en la mente del lector. Para lograrlo, parece evidente que deberán usarse un gran número de palabras. Sin embargo, es posible escribir descripciones potentes y muy sugerentes con pocas palabras si logras centrarnos únicamente en aquellos detalles concretos que realmente dan vida a la escena.

La cocina estaba sucia. Los zapatos se pegaban al linóleo, la pared era del color marrón de las bolsas de té usadas, glóbulos de grasa goteaban por los azulejos manchados de amarillo y los platos sin lavar se acumulaban en el fregadero lleno de agua sucia.

Sin duda, se ha descrito una cocina sucia a la perfección. Pero es posible tratar de crear la misma imagen usando menos palabras que vayan a lo esencial:

La cocina estaba sucia: grasa añeja chorreaba por todas partes entre los platos sucios acumulados.

En el microrrelato, nunca hay que perder la oportunidad de reemplazar descripciones genéricas por detalles concretos.

3. Los diálogos en el microrrelato

Muchas personas evitan el diálogo en el microrrelato porque consideran que ocupa demasiado espacio. ¡Al contrario! El diálogo es un excelente vehículo para la exposición, para hacer avanzar la historia y para su caracterización. Veamos lo siguiente:

—¿Por qué no estás emocionada? —le preguntó su madre. —Ya he pasado por todo esto antes. Ni siquiera estoy seguro de por qué lo hago. María jugueteaba con el ramo de novia. Su madre suspiró con impaciencia. —Porque le quieres, supongo. —Sí, pero...

A partir de esta breve conversación el lector puede inferir lo siguiente: María se va a casar hoy, probablemente por segunda vez, aunque no parece muy segura del paso que va a dar. Su falta de entusiasmo es evidente y su madre parece una mujer impaciente. Además, se plantean cuestiones intrigantes: ¿qué pasó en el primer matrimonio de María? ¿Por qué no está segura sobre los sentimientos hacia su futuro marido? ¿Por qué es su madre tan brusca con ella? Sin duda, una narración en que se aportaran todos esos datos y sugerencias hubiera sido larga, pero aquí se condensan en unas pocas palabras.

El consejo de “hacer que cada palabra cuente” es relevante para todos los géneros literarios, pero es especialmente cierto en el caso del microrrelato. Aplica las técnicas que acabamos de ver para lograrlo.

 

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