Tema, argumento y trama
Un escritor puede comenzar a escribir una historia (cuento o novela) de
muchas maneras. La primera es dejarse llevar por la propia historia, sin
planificación previa y con la única ayuda de una brújula interna que,
parafraseando a Stendhal, empuja las ideas. La segunda es planificar todo
concienzudamente, y aferrarse a esa guía. La tercera, cuarta, quinta… son las
infinitas combinaciones posibles de ambas, es decir, planificando pero
dejando que los personajes vayan explorando su propio destino y el
de la historia, como lo hacen la mayoría de los escritores.
Sea cual sea el método que se adopte, hay tres aspectos que, antes de
empezar a escribir, el autor debería tener bastante claros: tema,
argumento y trama. Supongo que la expresión bastante claros resulta
un tanto desconcertante, pero tiene su explicación. A veces ocurre que la
inspiración nos trae una frase o una imagen con la cual empezar una
historia y el tema, el argumento y la trama son una intuición que se
consolida a medida que avanza la escritura. Pero eso, antes o después, debe
ocurrir porque si no la historia andará a la deriva sin mayor sentido ni
provecho.
¿Cuál es el tema?
Hace poco una amiga escritora me comentó
que tenía en la cabeza una idea para un cuento. Le pregunté cuál era el
tema y me hizo una síntesis de la historia. Entonces le dije que ese era
el argumento pero que lo que importaba era el tema, la tierra firme sobre
la cual construiría todo el relato.
El tema es el asunto del que trata la historia, el fondo, el hueso que
estará presente en todo su desarrollo. Lo que una madre es capaz de hacer
por sus hijos. Las consecuencias emocionales de las mentiras. La falta de
libertad de expresión en un país bajo una dictadura militar.
Las consecuencias psicológicas del incesto. El amor prohibido (Romeo y
Julieta). La envidia y los celos (Blancanieves).
«[…] otra cosa muy importante también que es Al querer contar algo
sobre ciertos temas; sabemos perfectamente que no existen más que tres
temas básicos: el amor, la vida y la muerte. No hay más, no hay más temas,
así es que para captar su desarrollo normal, hay que saber cómo tratarlos,
qué forma darles; no repetir lo que han dicho otros». El desafío
de la creación, Juan Rulfo.
El argumento
El argumento es el conjunto de acciones que realizan los personajes en
el desarrollo de la historia, dispuestas en orden cronológico (había una vez
un señor que hizo esto, y luego aquello, y después esto otro, y al final
pasó esto), y sin relaciones causales. Por ejemplo: Dos hermanos son
abandonados en el bosque por sus padres. Se pierden, encuentran una casita
de chocolate y se quedan a vivir con su dueña, una anciana que resulta ser
una bruja que encierra al niño y lo engorda para comérselo, mientras la
niña tiene que hacer tareas de la casa. Pero los niños logran engañar a la
bruja, y consiguen huir y encontrar el camino para reunirse con el padre.
(Hansel y Gretel, Hermanos Grimm.)
La trama
A partir del argumento (sucesión en orden cronológico de los hechos,
sin relación causal), elaboraremos la estructura de la historia, es decir,
la trama: la forma en que presentaremos los hechos, que puede coincidir o
no con el orden cronológico del argumento, y sus relaciones causales. La
trama impone la estructura del relato, desde la cantidad y extensión de
los capítulos de una novela, hasta las anacronías: el relato puede empezar
por el principio (ab ovo), por el medio (In media res), por
el final (In extrema res), contener retrospecciones (analepsis o flash back),
o prospecciones (prolepsis o flash foward). La elección de la
estructura no es, de ningún modo, algo intrascendente. Por el contrario,
en ella nos jugamos captar o no la atención del lector, y esto debe
ocurrir desde las primeras líneas del relato.
Entre las definiciones de trama de la Real Academia Española,
encontramos dos especialmente útiles:
1. Conjunto de hilos que, cruzados y
enlazados con los de la urdimbre, forman una tela.
Una novela es un tejido de historias que se cruzan y enlazan, un mundo
compuesto de personajes que se interrelacionan, y un hilo o historia
principal y varias subtramas, pero que aportan significación a la
principal. En cambio, el cuento teje dos historias, una superficial, y
otra secreta o subterránea que emerge en el desenlace.
2. Disposición interna, contextura,
ligazón entre las partes de un asunto u otra cosa, y en especial el enredo
de una obra dramática o novelesca.
Los cuatro elementos que sostienen la estructura narrativa son los
personajes, el espacio, el tiempo (con sus anacronías y con el uso de las
unidades narrativas), y la focalización (el punto de vista del narrador).
Al margen de la estructura de introducción, nudo y desenlace, la trama se
construirá de acuerdo a la disposición de estos elementos y la relación
que se establezca entre ellos. De ese modo, el espacio contribuirá a la
construcción de los personajes, a la creación de la atmósfera, entre
otras funciones. La unidades narrativas regularán el ritmo, omitirán hechos
sin significación y, en su caso, crearán suspense. El narrador aportará la
voz adecuada al relato y el enfoque y nivel de información.
Uno de los problemas más recurrentes en los escritores en ciernes es
que en lugar de mostrar la trama, explican el argumento o no objetivan el
tema, y esto es lo más alejado de la construcción de una vivencia
emocional para el lector. Pero eso, es otra historia.
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