martes, 27 de febrero de 2018


Taller de contes i relats breus                 DEURES – 17
Escriviu un relat de no més d’una pàgina.
Narrador: 1a persona protagonista.
CONVERTIR AQUEST CONTE EN UN RELAT PER ADULTS, SENSE MORALINA.
 
La formiga i la cigala (Faula d'Isop.Adaptació de Immaculada Burgués, Núria Font, Núria Alart, Mònica Valverde).

Que feliç que era la cigala a l'estiu! El sol lluïa, les flors desprenien el seu aroma embriagador i la cigala cantava i cantava. El futur no li preocupava el més mínim: El cel era tan blau sobre el seu cap i les seves cançons tan alegres ... Però l'estiu no és etern.

Un trist matí, la senyora cigala es va despertar per un fred intens; les fulles dels arbres s'havien tornat grogues, una pluja gelada queia del cel gris i la boira li entumia les potes.

- Què serà de mi? Aquest hivern cruel durarà molt de temps i em moriré de gana i de fred - s'anava dient ella mateixa. - I perquè no li puc demanar ajuda a la meva veïna la formiga? I va pensar dintre seu. - Potser vaig tenir temps durant l'estiu d'emmagatzemar provisions i construir-me un refugi? - Doncs és clar que no! - va dir tota convençuda- havia de cantar. Però els meus càntics ara no m'alimentaran.

I amb el cor bategant-li a tota velocitat, va trucar a la porta de la formiga. - Què vols? - Va preguntar la formiga quan va veure a la cigala davant la seva porta. El camp estava cobert per una espesa capa de neu i la cigala contemplava amb enveja la confortable llar de la seva veïna; i traient-se de sobre la neu que gelava el seu pobre cos, va dir llastimosament: - Tinc gana i ... i ... estic morta de fred ...

I la formiga va contestar : - I a mi què m'expliques? Què feies al llarg de l'estiu, quan es poden trobar els aliments per a totes bandes i és possible construir una casa? - Jo? Cantava i cantava tot el dia - va respondre la cigala tota orgullosa. - I què? - va preguntar la formiga - Doncs ... res ... - va murmurar la cigala. - Cantaves? doncs, per que no proves ara de ballar?

I amb aquesta dura resposta, la formiga va tancar la porta, negant a la desafortunada cigala el seu refugi de calor i benestar.

SER Setmana 17: Es van quedar discutint on posarien el sofà

ESCRIURE UN RELAT DE NO MÉS DE 100 PARAULES. Començar el relat amb la frase: Es quedaven discutint on posarien el sofà/Se quedaban discutiendo donde pondrían el sofá.

Aquest és el guanyador a la Cadena SER de la setmana 16:


Apariciones
Los rincones vacíos de la casa ya desmantelada apenas si olían a la última familia que, por muy poco tiempo, había vivido hasta hace una semana en ella. Desde la muerte de mi padre, mi hermano y yo la habíamos alquilado nueve veces y esta mañana, en el salón sin muebles, los nuevos inquilinos nos entregaron el contrato con sus firmas y les proporcionamos el juego de llaves. Parecían simpáticos. Ojalá el viejo también opine lo mismo y se deshaga por fin de la sábana blanca y las cadenas, pensé mientras nos marchábamos y ellos se quedaban discutiendo dónde pondrían el sofá.

Lorenzo Rodríguez

¿Qué es la intertextualidad?

Abro la última lección de este curso con una palabreja con la que puede que no estés muy familiarizado: “intertextualidad”. Si es así, no te preocupes. Es probable que sea un concepto del que sepas más de lo que ahora mismo crees.
Desde que en 1969 J. Kristeva utilizó esta palabra, el término se ha ido nutriendo de significados y matizándose. No es objeto de este curso explicar con detalle este debate, así que vamos a utilizar esta palabra en un sentido amplio y orientado a lo que nos interesa, que es la escritura de microrrelatos.
Así, te propongo que entendamos la intertextualidad como el conjunto de relaciones que un microrrelato puede tener con otros textos (literarios o no). Estas relaciones pueden ser de dos tipos: formales y temáticas. En ambos casos, su análisis nos ofrecerá ideas para conseguir trabajar la elipsis en nuestro microcuento y lograr la brevedad que deseamos.
 
Intertextualidad temática: utilizar motivos, contextos y personajes de la literatura universal (mitos, personajes famosos, motivos bíblicos, etc.) en uestroicrorrelato.

Intertextualidad formal: emplear formatos textuales literarios pero atípicos en la narrativa breve (leyendas, parábolas, diarios, cartas...) y también formatos no literarios
(anuncios, entrevistas, expedientes administrativos, avisos, etc...)
 

¿Cuál es la ventaja de emplear la intertextualidad? En ambos casos, que estás introduciendo en el microrrelato un elemento (o varios) que el lector ya conoce, y que le ofrece información relevante para comprender tu historia. Como el lector ya conoce esos elementos y su significado, no es necesario que escribas toda esa información que encierran, consiguiendo que tu microrrelato sea más breve.

Por ejemplo, si haces uso de la intertextualidad temática y utilizas un personaje que se llama Sancho y haces referencia a unos molinos, estás jugando con el pasaje de El Quijote que el lector conoce y del que tiene una opinión. De ahí que todo ese bagaje no es necesario que lo expliques en tu texto y esa información sería necesaria para comprender tu historia (y no la escribirías).
Por otro lado, si decides emplear la intertextualidad formal y escribes tu historia con la forma de una entrevista, estás ofreciendo esa información del contexto de tu historia (la entrevista) de una manera visual (gracias a la forma del texto) y sin necesidad de crear este contexto con palabras (lo cual ocuparía espacio en tu microrrelato).
Ejemplos de intertextualidad en el microrrelato
Acompáñame y leeamos el microrrelato Génesis 3 de José María Merino:

“Aquella mañana empezamos a ver las cosas más claras: la complejidad del universo, la evolución de los seres vivos, que sobre un punto de apoyo se podría levantar el planeta, que era la Tierra la que giraba alrededor del Sol y no al contrario y, sobre todo, intuimos que la existencia es un misterio indescrifrable. No habían pasado ni dos horas cuando llegó el guardia con la carta del desahucio: el casero había conseguido echarnos a la calle. Nos vinimos a este lugar tan frío, tuvimos hijos. Del resto saben ustedes mucho más que nosotros. El caso es que aquella mañana, en el desayuno, habíamos compartido una manzana.”

¿Qué elemento emplea el autor que nos da la pista de esta intertextualidad de forma más evidente? La manzana, que cuidadosamente Merino nos da a conocer justo al final del microrrelato. Cuando terminamos de leer el texto y, por tanto, llegamos a esa palabra, cobra sentido todo el microcuento. Además, nos hace volver a leer el título, y ya no nos queda ninguna duda de qué está hablando el autor. Depués de este descubrimiento es probable que te apetezca volver a leerlo, y entonces descubres nuevos elementos de esta intertextualidad temática.

Como ves, el autor ha escrito esa historia de un deshaucio, pero sólo con la comprensión de esta intertextualidad el lector alcanza a entender todo el conjunto. Y toda esa información necesaria para a comprender el microrrelato en su plenitud la condensa en la carga de significado que tiene la palabra “manzana” o el título: “Génesis”.

Otro ejemplo de intertextualidad, en este caso formal, sería el microrrelato Aviso, de María José Barrios Gonzalez del que hablamos en lecciones anteriores. No está de más recordarlo:

“Estimados clientes,
He salido un momento a pedir la mano de Rosaura, la hija del sastre. Llevo demasiado tiempo solo.
Si acepta, huiremos juntos de la ciudad, nos casaremos en la primera iglesia que encontremos en el camino y tendremos dos hijos. Al mayor lo llamaremos Anselmo, por mi abuelo.
De lo contrario, volveré en cinco minutos.
Disculpen las molestias,
M.”

Como ves, en este caso el elemento intertextual es emplear un aviso como formato para escribir el microrrelato. Gracias a este elemento, el lector puede visualizar la puerta de un establecimiento de una calle de una ciudad. Estos datos permiten al lector imaginar la historia con imágenes concretas.

Acompáñame y leamos Catequesis, de Marco Denevi:
“—El hombre —enseñó el Maestro— es un ser débil.
—Ser débil —propagó el apóstol— es ser un cómplice.
—Ser cómplice —sentenció el Gran Inquisidor— es ser un criminal.”
En este microrrelato el elemento intertextual también es formal: la historia se transmite a través del silogismo clásico si a=b y b=c, luego a=c. Aquí el autor añade un elemento más (c=d, luego a=d). A través de esta forma el lector puede asistir a tres momentos distintos de la historia del cristianismo sugeridos por los personajes (Maestro, apóstol y Gran Inquisidor). El cuarto momento es el que se crea en la imaginación del lector al completar la serie donde “a=hombre” y “d=ser un criminal”.
Esta fórmula lógica no sólo sirve de soporte al microrrelato, sino que amplifica sus interpretaciones y significados.
Por último, me gustaría que analizáramos otro texto de este mismo autor, titulado La bella durmiente del bosque y el príncipe:
“La Bella Durmiente cierra los ojos pero no duerme. Está esperando al príncipe. Y cuando lo oye acercarse, simula un sueño todavía más profundo. Nadie se lo ha dicho, pero ella lo sabe. Sabe que ningún príncipe pasa junto a una mujer que tenga los ojos bien abiertos.”
Aquí el autor emplea una intertextualidad temática, ya que se reescribe el cuento clásico de la bella durmiente y sus personajes para lanzar otro mensaje, convirtiéndolo así en una nueva historia. El lector conoce cómo es el cuento original, de ahí que pueda interpretar este microrrelato sin necesidad de que el autor hable de las características de los personajes o de porqué del conflicto de la trama. Pero no sólo esto: el hecho de que el lector sepa cuál es el desenlace de la Bella Durmiente tradicional ofrece que este nuevo microrrelato, donde la protagonista cierra los ojos voluntariamente, adquiera otra dimensión más amplificada.

 

 
La elección de las palabras
Debido a las características del género del microrrelato, donde la brevedad es uno de los elementos principales, se  hace aún más importante saber elegir las palabras. Como norma general, un buen texto requiere que sus palabras estén empleadas con propiedad y precisión, huir de las repeticiones, redundancias, tópicos innecesarios y saltos de registro. A continuación ahondaremos en cada uno de estos temas. En este punto haré referencia a algunas recomendaciones vertidas por Felipe Dintel en Cómo se elabora un texto.
 
Conocer el significado de las palabras
Parece un consejo innecesario, pero desgraciadamente a veces no lo es: no tengamos pereza si tenemos que recurrir al diccionario para conocer el significado exacto de las palabras que empleemos en nuestro microrrelato; ya que algunas palabras se usan reiteradamente con un significado distinto del que les es propio.
Vamos a hacer una prueba. Lee los siguientes ejemplos y escribe en un papel si alguno de ellos emplea un vocabulario inadecuado:
 
La casa estaba abigarrada de muebles.
Ese país adolece de recursos económicos.
Estamos barajando esa posibilidad.
Es una publicación bimensual: sale seis veces al año.
Anoche leí el doceavo capítulo de la novela.
La defensa del equipo hace aguas.
Hicimos en barco una singladura de varios días.

¿Has detectado alguna frase incorrecta? Vamos a ver si coincides con las respuestas correctas (seguro que sí).
La casa estaba abigarrada de muebles.
Abigarrado significa “de varios colores” o “heterogéneo”. Por tanto, la palabra que conviene a la frase es atiborrada.
Ese país adolece de recursos económicos.
Adolecer significa “padecer”, no “carecer”, como a menudo se cree. En todo caso, la frase debería ser:Ese país adolece de falta de recursos económicos.
Estamos barajando esa posibilidad.
Al igual que ocurre con las cartas, las posibilidades solo pueden barajarse si se dispone de varias. El autor debería haber escrito, por ejemplo, considerando.
Es una publicación bimensual: sale seis veces al año.
El autor confundió bimensual (“que ocurre dos veces al mes”) con bimestral (“que ocurre cada dos meses”).
Anoche leí el doceavo capítulo de la novela.
Es un error muy frecuente usar los numerales partitivos cuando corresponde utilizar los ordinales. En realidad se trata del duodécimo capítulo.
 
 

La defensa del equipo hace aguas.
La expresión hacer aguas significa “orinar”. Lo que el autor de la crónica debería haber escrito es hacer agua que es lo que les ocurre a las embarcaciones que naufragan.

Hicimos en barco una singladura de varios días.
Una singladura es la “distancia recorrida por una nave en 24 horas”; es un error aplicar esta palabra a períodos más extensos.
Y bien, ¿qué tal el ejercicio? ¿Conocías realmente el significado de todas estas palabras? Quizá se te haya escapado alguna. En ese caso, ya sabes: no te confíes y consulta el diccionario.
 
 
 
 
 

Huir de las palabras baúl

La calidad y la brillantez de un texto están en estrecha relación con el grado de precisión de las palabras que utilicemos. No basta con utilizar el vocabulario con propiedad, sino que debemos hallar el vocablo que defina con mayor concreción la idea que queremos expresar.

Para acercarnos a ello, deberemos huir de las llamadas palabras baúl o comodín, es decir, palabras que acumulan tal cantidad de significados que resultan necesariamente imprecisas. Sustantivos como cosa o tema, adjetivos como estupendo o fenomenal, verbos como hacer, tener, dar o poner, se utilizan muchas veces sin caer en la cuenta de que es posible, y más recomendable, acudir a términos mucho más precisos o asociados a la idea que queremos expresar. El uso de estos últimos evitará que nuestro texto parezca redactado con pobreza de recursos.

Ejemplos

* Se hará/rodará una película.
* Carlos hizo/trabó amistad con aquel viajero.
* Su marido hizo/esculpió varias estatuas.
* Le hicieron/tributaron un homenaje.
*Está haciendo/cursando una carrera de letras.
* Se puso/hincó de rodillas.
* Se puso/caló el sombrero.
* Nunca le dijo/reveló el secreto.

No repetir palabras

La repetición se justifica cuando...

Quizá es este uno de los consejos sobre el que menos sea preciso insistir. Resulta evidente que un texto con abundantes repeticiones de palabras es un texto pobre de estilo. Aun así, la repetición se justifica cuando:

Se quiere resaltar una idea

Ejemplo: Globalizar la justicia social, globalizar la solidaridad... esas son las propuestas del movimiento con la globalización neoliberal.

Se pretende evitar que la frase resulte ambigua

Ejemplo: Las rápidas decisiones del rey evitaron que sus consejeros se enzarzaran en disputas sobre las medidas que convenía tomar y evitaron asimismo el enfrentamiento entre los nobles del reino.

 

Se busca un efecto estético, como ocurre con las anáforas

Ejemplo: Soledad ya no alcanzó a amamantarme, pero se encargó de mi crianza y aseo. (...) Gracias a Soledad aprendí de memoria el nombre de las estrellas y de las flores. Gracias a Soledad supe que las gotas de resina que resbalan por el tronco de los pinos son las lágrimas que el árbol llora cuando le cortan alguna de sus ramas. (Juan Manuel de Prada, Las esquinas del aire.)
Evitar las redundancias
Las redundancias son palabras innecesarias al ya haberse expresado sin ellas lo que se pretendía decir. Con las redundancias no hacemos más que alargar la extensión de nuestro relato, sin aportar más información al mismo. Aquí tienes algunos ejemplos:
Estar aterido de frío: aterido significa pasmado de frío, con lo cual la aclaración sobra.

Constelación de estrellas: una constelación es por definición un conjunto de estrellas; solo cabe especificar cuando la palabra se emplea en sentido figurado para referirse a un conjunto no formado por estrellas: una constelación de eruditos, por ejemplo.

Demencia cerebral: puesto que la demencia no puede referirse a otro órgano que no sea el cerebro, la expresión es redundante.

Divisas extranjeras: las divisas son monedas extranjeras por definición.

Estrenar una nueva serie: con decir “estrenar una serie” basta.

Falso pretexto: un pretexto es un motivo o causa simulada o aparente que se alega para hacer algo o para excusarse de no haberlo ejecutado, con lo que el adjetivo “falso” es innecesario.

Hijo primogénito: como la etimología de la palabra indica, primogénito es el  hijo que nace primero; huelga, pues, utilizar la palabra primogénito.
No abusar de las perífrasis
A la hora de escribir, conviene evitar también las expresiones formadas por varias palabras (perífrasis) cuando podemos acudir a un solo vocablo que significa lo mismo. De esta manera emplearemos el vocabulario con mayor precisión y propiedad, a la par que trabajaremos la brevedad de nuestro texto.

Estoy segura de que se te están ocurriendo varios ejemplos. No obstante, aquí tienes algunos:
Dar autorización es autorizar.
Dar término es terminar.
Darse cita es citarse.
En el transcurso de es durante.
Hacer entrega es entregar.
Hacer un alto es detenerse.
Hacer público es publicar.
Poner de manifiesto es manifestar.
Prestar atención es atender.
Ser de la opinión de es opinar que.
Ser objeto de insultos es ser insultado.
Tener conocimiento es saber.
Tomar el acuerdo es acordar.
Evitar los tópicos
Para no incurrir en una manera de escribir despersonalizada y huérfana de vida, hay que huir en lo posible de las expresiones demasiado manidas, los lugares comunes, las parejas de sustantivo y adjetivo que, tras haber sido utilizadas en millones de ocasiones, han perdido ya toda la fuerza estilística. Estoy segura de que has leído estos ejemplos más de una vez (y de dos):
Fiel reflejo.                                           NO DESCRIBAS A LA PROTAGONISTA DE TU RELATO COMO
Poner un broche de oro.                          
UNA BELLEZA DE PECHO TURGENTE Y PIERNAS TORNEADAS…
Claro exponente.                                      
Estrecha colaboración.                           
Merecidas vacaciones.                           
Pecho turgente.
Deseo ferviente.
Lucha encarnizada.
Piernas torneadas.
 
 
 


martes, 20 de febrero de 2018


SER Setmana 16: Els racons buits de la casa ja desmantellada.

ESCRIURE UN RELAT DE NO MÉS DE 100 PARAULES. Començar el relat amb la frase: Els racons buits de la casa ja desmantellada/Los rincones vacíos de la casa ya desmantelada.

Aquest és el guanyador a la Cadena SER de la setmana 15:


Impasse

Ya recogerían la mesa mañana, cuando el hombre que dormía sobre ella hubiera terminado de soñar con aquellas libélulas amarillas empeñadas en llenar de luz los rincones vacíos de la casa ya desmantelada.

Eva García

Taller de contes i relats breus                 DEURES – 16

Escriviu un relat de no més d’una pàgina.

Narrador: 3a persona

Temps: Present

Personatges: DOS. NINGÚ MÉS.

Conclusió: Un cop llegit el relat, s’ha de deduir clarament  aquesta moralina (moralitat) o conclusió:

Es más difícil no envidiar a un amigo feliz que ser generoso para con un amigo en desgracia. Alberto Moravia

lunes, 19 de febrero de 2018


¿Qué entendemos por ser breve?
Sin embargo, ¿qué entendemos por ser breve? Sobre esta cuestión los expertos no se ponen de acuerdo. Algunos consideran que el microrrelato abarca sólo unas pocas líneas y otros opinan que puede incluir hasta tres páginas.
No obstante, parece que la mayor parte de los teóricos se muestran de acuerdo en que el microrrelato cuenta con un máximo aproximado de 200 palabras. Zavala y Andrés-Suárez, por ejemplo, estiman que un microrrelato debería poder leerse con un sólo golpe de vista, por lo que consideran que la extensión máxima sería igual a una página impresa del libro.
Aunque hay estas diferencias de opinión en el límite máximo de palabras de un microrrelato, no hay debate posible para establecer un límite mínimo ya que éste no existe. Todos hemos leído microrrelatos aún más breves de 200 palabras. Se han popularizado, por ejemplo, los nanorrelatos que caben en un “tuit” de 140 caracteres, y también contamos con otros que no llegan a esa cifra.
La brevedad y el lector de microrrelatos
Aquí radica uno de los retos del autor de microrrelato: escribir un texto donde la anécdota, la sorpresa final y el protagonista no resulten vagos a pesar de esa brevedad. Tengo que confesarte que en mis primeros microrrelatos metía tanto la tijera que mi texto, lejos de resultar sugerente, tenía unos vacíos imposibles de llenar por la imaginación del lector, ya que no le había proporcionado los datos apropiados. Quizá te haya pasado a ti también, ¿verdad?
Por ello, es necesario tener en cuenta que esa brevedad viene, en palabras de Andrés-Suárez, “de la destilación de la esencia narrativa —a menos extensión más concentración e intensidad—, destilación que equivale a tensión interna y a máxima elisión, lo que exige, a su vez, la participación de un lector activo, culto y perspicaz dispuesto a colmar los vacíos de información y a convertirse en coautor del texto”.
Puede que sea cierto que el el lector de microrrelato es más activo y avezado, de ahí que quizás la cantidad de lectores interesados en este género no sea tan numerosa como la que cuenta, por ejemplo, la novela. Sin embargo, en mi opinión, que el microcuento requiera de un lector capaz de “crear universos a partir del murmullo”, como dice L. Britto, no significa que el autor pueda relajarse y confíe en que la responsabilidad de la comprensión del microrrelato descansa exclusivamente en la pericia del lector.
Tú, como autor, has tenido que saber destilar la historia y escoger bien las semillas que has plantado en el texto para que florezcan en la imaginación del lector de la manera adecuada. Por esta razón, te animo a que, cuando trabajes la brevedad de tu microrrelato, analices bien la información que callas y la que ofreces. No te escudes en que “todo” queda abierto y que el lector sabrá completarlo.
Los microrrelatos más cortos en castellano
Al hablar de brevedad considero interesante mencionar los microrrelatos más cortos en lengua castellana. Entre ellos destaca El emigrante de Luis Felipe Lomelí (publicado en Ella sigue de viaje, 2005) cuyo texto consta de únicamente cuatro palabras:
—¿Olvida usted algo?
—¡Ojalá!
Un año más tarde, el escritor Juan Pedro Aparicio publicó en La mitad del diablo (2006) un microcuento más breve aún. El texto lleva por título Luis XIV y consta de una sola palabra: “Yo.” Mejor dicho, una palabra y un punto, cuya inclusión ha sido objeto de debate entre Clara Obligado y Patricia Esteban Erlés (así se menciona en el artículo Un relámpago de palabras publicado en Babelia (El País) en agosto de 2010). Es probable que entre nuestras conversaciones no se encuentre este debate, pero recuerda: en un microrrelato todo, incluso poner o no un punto, tiene su importancia.
La creatividad de los escritores no se ha quedado en una palabra y un punto. También puedes leer microrrelatos sin palabras. Exacto: sin palabras. Tal es el caso de El fantasma del mexicano Guillermo Samperio que, tras el título, se muestra la página en blanco.
Es posible que no conocieras estos tres microrrelatos que te acabo de mencionar y te estés preguntando de qué manera puedes manejar la brevedad para que tu microcuento de muy pocas palabras sea, efectivamente, una obra literaria y no un texto vacío. Espero poder responder a esta pregunta en las próximas páginas.
Qué es la elipsis narrativa
La elipsis narrativa es un recurso literario que consiste en omitir alguna parte o elemento de la historia.
No confundas esta elipsis narrativa con la gramatical, que se basa en suprimir alguna palabra sobreentendida o innecesaria del texto. Un ejemplo lo tienes en “lo bueno, si [es] breve, [es] dos veces bueno”.
La elipsis narrativa se utiliza en cualquier obra literaria que escribamos, y tú como escritor puedes emplearla para conseguir efectos variados (aumento del suspense, agilizar el ritmo, etc.)
En el microrrelato el uso adecuado de la elipsis es imprescindible, ya que con ella conseguiremos que el texto sea breve y además que sea coherente, que esté unido y que esos “vacíos” que dejemos en el texto puedan ser completados por el lector como nosotros queremos.
La elipsis en el microrrelato
Como he comentado, la corta extensión de los microcuentos hacen que este género esté ligado a la elipsis narrativa. Quizá sea esta característica lo que marque la diferencia entre cómo escribir un microrrelato y obras de otros géneros.
Así, cuando escribes un relato o una novela puedes utilizar la elipsis por criterios estilísticos, pero no es una condición indispensable ni su uso está unido intrínsecamente a todos los textos de estos géneros. En el caso del microrrelato, lo que lo diferencia de otros textos de su género más cercano, el relato, no es sólo que sea más breve y más conciso, sino que la elipsis está trabajada con la misma precisión y cuidado que un orfebre imprime en su obra. En otras palabras, el microrrelato no sólo importa la brevedad, sino también la tensión entre lo dicho y lo omitido de la historia.
De nuevo me remito a Andrés-Suárez cuando concluye que “la elipsis es una necesidad estructural del microrrelato. En él, el silencio —lo no dicho—, es tan importante como en la música o como lo es el vacío en el lienzo o en la escultura.”
Así, lo que no se dice tiene un peso primordial en el microrrelato y tú como escritor tienes que plantearte cómo recibirá e interpretará el lector este silencio para que tu obra sea original y de calidad.
Analicemos los tres microrrelatos más breves en nuestro idioma que te mencionaba antes: El emigrante de L. F. Lomelí, Luis XIV de J. P. Aparicio y El fantasma de G. Samperio. En los tres casos los autores omiten muchísima información en su historia, y sin embargo, los textos “funcionan”. Los silencios creados son profundos, pero el lector puede completarlos y comprenderlos, gracias a que los autores han trabajado la elipsis de una manera magnífica.
Fíjate que en los tres casos el título del microrrelato es el protagonista de la historia. Y en los tres casos ese protagonista es un personaje que el lector puede conocer, bien porque es un personaje histórico, como Luis XIV, o bien porque es un cliché como el emigrante o el fantasma. Sólo con leer el título, y por tanto el nombre del protagonista de la historia, el lector ya tiene la mayor parte de las herramientas necesarias para interpretar los silencios del texto.
De ahí que las únicas cuatro palabras de El emigrante (“¿Olvida usted algo?”, “¡Ojalá!”) estén cargadas de sentido. Es cierto que la historia de qué le ha llevado al protagonista a emigrar no se explicita y se deja una interpretación abierta al lector. Pero lo que es innegable es que al personaje de esta historia le hubiera gustado que no se desarrollara de esa forma. La nostalgia por la tierra abandonada y la incertidumbre por el futuro se hacen patentes en estas palabras.
Además, el lector puede incluso llegar a imaginar la escena. La formulación de la pregunta (“¿olvida usted algo?”) nos puede conducir a situar la acción en una estación de tren, de autobús, en un barco... y también nos puede inducir a imaginar que es un desconocido (por el uso de ese “usted”), probablemente un trabajador de estos lugares u otro viajero, quien pregunta.
Sin duda en El emigrante se explicita muy poco, pero sí se dice lo necesario para que el lector pueda construir esa historia.
Lo mismo ocurre en Luis XIV de J. P. Aparicio. Ese “yo” está cargado de sentido. El lector puede recordar que este personaje histórico es el rey abosolutista por excelencia, lo que plasmó en su conocida frase “El estado soy yo”. De ahí que la única palabra que tiene este microrrelato pueda hacer entender al lector toda la historia, y la brevedad del microrrelato no sólo no resta significado a la historia, sino que lo subraya.
Quizás de estos tres microrrelatos brevísimos el que más te haya sorprendido es Fantasma de G. Samperio que, como te comentaba, es un microrrelato sin palabras: sólo tiene el título y la hoja en blanco. En mi opinión, en El fantasma el autor se viste de niño travieso que hace una broma al lector. Éste participa de su juego por la carga de significado que tiene el título, donde se nombra al protagonista. Todos tenemos una representación mental de un fantasma, bien sea un ser invisible o vestido con una sábana blanca (como la hoja en blanco); y todos sabemos de sus andanzas (entre nosotros, me parece a mí que éste de Samperio es el fantasma burlón que me esconde las palabras cuando quiero escribir algo).
Lo cierto es que este tipo de textos (tan ingeniosos y a la vez tan ”breves” y alejados de lo que consideramos tradicionalmente una narración) puede abrir un controvertido debate. Ana María Shua analiza este microrrelato de Samperio y dice lo siguiente:
“¿Es un microrrelato o un simple juego de ingenio? Las dos cosas, por supuesto. Entra dentro de la definición de nuestro género y es sin duda muy ingenioso, pero también es peligroso. Como suele suceder con los juegos de ingenio es demasiado fácil de imitar (…) Se me ocurrren inmediatamente otros muchos títulos que podrían lucirse como encabezado de una página en blanco. Por ejemplo “Vampiro en el espejo”, “Acto de magia”, “Buenas intenciones”, entre otros (…) En segundo lugar (y esta ya es una opinión personal), de la literatura debemos exigir algo más que ideas brillantes o puro ingenio”.
Considero que estas palabras de Shua no necesitan mayor explicación, ¿verdad?

a) Omitir una parte sobreentendida o poco importante

En los tres ejemplos que hemos analizado en páginas anteriores, los autores omiten gran cantidad de información sobreentendida al escoger como protagonistas personajes que el lector conoce. Si el lector ya conoce esos datos, ¿para qué incluirlos?
También puede darse el caso que la información que omitimos, aunque no se pueda sobreentender, no sea importante para el desarrollo o la comprensión de la historia.
Tanto en un caso como en otro, no hace falta sugerir la información suprimida en el microrrelato, ya que o bien el lector ya la conoce (la sobreentiende) o bien no es relevante para el impacto final del texto (que no sufriría ninguna modificación si incluimos esa parte o no).
Seguro que recuerdas las tres partes de la historia, ¿verdad? En efecto: planteamiento, nudo y desenlace. Bien, te lanzo la siguiente pregunta. Si tuvieras que escoger una o varias de estas partes para omitirla en tu historia ya que su información pudiera sobreentenderse o no fuera importante para la comprensión del relato, ¿qué parte o partes escogerías?
Si consideras que la información del planteamiento y parte de la contada en el nudo podría ser omitida por poco relevante o porque se pueda sobreentender, has coincidido con mi respuesta. En el planteamiento y en la primera parte del nudo se presentan los personajes y el conflicto de la trama. El conflicto estará presente en el desenlace y en el clímax del nudo y los personajes también, por lo que esa información es probable que el lector la pueda sobreentender o bien que no sea necesaria para que comprenda la historia.

Es cierto que si tuvieras más páginas disponibles, sería interesante escribir lo que estás pensando en eliminar. Pero, recuerda, estás componiendo un microrrelato y te debes a la brevedad, de ahí que optes por suprimirlas.

b) Omitir una parte o dato que tiene importancia pero que no es trascendente

En este caso, el microrrelato seguiría manteniendo su impacto tras esta omisión, pero al lector le faltarían datos para poder captar todo el mensaje o la riqueza de la trama al completo. ¿Por qué? Porque, más que la información silenciada en sí, lo que es importante para el microrrelato es la consecuencia que se desprende de esa información que falta.
Lo que silenciamos no es significativo, pero sí lo es para la trama los cambios que se producen a partir de eso que callamos. Por ello, es necesario transmitir al lector que pasa “algo”, pero no es imprescindible ser exactos (el lector puede imaginar ese “algo” que nosotros tenemos en mente u otras opciones sin que con ello se reste riqueza al microcuento).
En otras palabras, el lector entiende que le falta algún dato para completar la trama pero puede imaginarse diferentes posibilidades sin que cambie el sentido final del microcuento. Sería una interpretación abierta.
Te invito a retomar el microrrelato La última cena de Ángel García Galiano que has leído en páginas anteriores. No está de más recordarlo aquí:

“El conde me ha invitado a su castillo. Naturalmente, yo llevaré la bebida”.

El tono en que habla el narrador-protagonista, neutro y aceptando la situación de que “naturalmente” él “llevará la bebida”, puede dar a entender al lector que está de acuerdo con ello. ¿Por qué acepta? El lector puede inventar varias posibilidades: desde que la mayor ilusión del protagonista es que le conviertan en vampiro hasta que está haciendo un acto heroico, ya que si él “lleva la bebida” protege a otra persona de tenerlo que hacer. Se abren mil interpretaciones y todas ellas enriquecen el texto de García Galiano, ya que no es imprescindible saber con exactitud esa información: lo indispensable para el microcuento es la consecuencia que genera eso que hemos omitido.

Es decir, no nos importa por qué el narrador-protagonista es invitado a esa cena tan particular ni por qué accede a ir, sino la consecuencia de todo ello: que irá y llevará la bebida, naturalmente.

c) Omitir un dato de vital importancia para ganar mayor impacto en el lector

En este caso se hace necesario que sugiramos al lector cuál es el dato que falta y que éste lo pueda interpretar tal y como lo hemos pensado (sería una interpretación cerrada). Por tanto, es necesario que la información que callamos la sugiramos de tal manera que el lector, cuando ate cabos, imagine el elemento o la circunstancia más o menos exacta que hemos suprimido. Analicemos juntos el microrrelato El sueño de Luis Mateo Díez:

“Soñé que un niño me comía. Desperté sobresaltado. Mi madre me estaba lamiendo. El rabo me tembló todavía durante un rato.”

El dato que el autor ha suprimido con su elipsis es que el protagonista es un animal, posiblemente un perro. Sin embargo, el lector puede deducirlo sin problemas cuando termina de leer su texto por otros elementos (la madre que le lame y el rabo que le tiembla). Como ves, en este caso lo que ha callado el autor es de vital importancia para el relato, pero el lector puede interpretarlo con facilidad.

En conclusión

Es obvio que para que haya microrrelato el texto tiene que ser breve. En esta lección me gustaría que además consideraras igual de evidente que para conseguir esa brevedad es necesaria la elipsis. También me gustaría que hayas interiorizado la importancia de la relación entre la elipsis y el microrrelato: una relación imprescindible.
En las páginas siguientes me gustaría darte algunas claves para que puedan ayudarte a construir esa elipsis. Por ello, te expondré algunos recursos con los que podrás sugerir esa información que has pensado silenciar para que el lector pueda completar la historia que deseas transmitir.